Un mamífero herbívoro que se parece a un elefante, come como una vaca… ¿y vive en el mar? ¡Existe! Y es el manatí. Conoce datos sorprendentes sobre este particular animal marino que te cautivará.
1. El manatí es un mamífero y su pariente más cercano es el elefante
El manatí pertenece al orden Sirenia, al género de los Trichechus y a la familia de los triquéquidos (Trichechidae). El manatí es el único mamífero herbívoro que vive de forma permanente en el mar; de allí que reciba el nombre vulgar de «vaca marina». Existen tres especies de manatíes: el manatí antillano o del Caribe, el manatí amazónico y el manatí africano.
La mejor forma de admirar manatíes en la naturaleza y a una distancia segura y respetuosa.
Aunque son criaturas marinas, los manatíes se parecen mucho a los elefantes en su linaje (la piel curtida y gris es un signo revelador). Se cree que, en conjunto con los elefantes, los mastodontes y los mamuts lanudos, descienden de un ancestro común. Se presume que los manatíes ancestrales poblaron la tierra incluso antes que los propios dinosaurios; aunque su aspecto pueda parecer primitivo, con seguridad estos animales han tenido que evolucionar mucho para adaptarse a los cambios y amenazas de su hábitat actual.
2. El manatí se mueve a una relajante velocidad de 8 kilómetros por hora
El movimiento de los manatíes suele ser lento, aunque si es necesario, pueden nadar a una velocidad de hasta 30 kilómetros por hora. Gracias a sus pesados huesos y a sus pulmones ubicados sobre la cavidad abdominal, pueden permanecer bajo el agua y moverse con facilidad en busca de alimento. Sin embargo, como todo mamífero, el manatí necesita salir a la superficie a respirar; lo hacen cada 2 a 5 minutos, aunque se sabe que pueden permanecer debajo del agua hasta 20 minutos.
Es posible percibir que el manatí es de color verde, aunque en realidad no es ese el color de su piel, sino el tono que le dan millones de algas y percebes que crecen y nadan con él.
3. El cerebro del manatí es pequeño, pero es muy inteligente
Los manatíes son gregarios —viven en grupos de hasta doscientos individuos— y son capaces de comunicarse entre sí a través de sonidos imperceptibles al oído humano, en especial para aparearse o socializar, y también en la comunicación con sus crías.
Si bien no tienen una vista muy aguda, su gruesa piel contiene una plétora de pelos —en especial alrededor del hocico, a modo de bigotes— que les proveen un sentido del tacto excepcional y muy útil para buscar alimento y huir de posibles depredadores.
4. El manatí es un nadador muy versátil
Que no te engañe su aspecto. A pesar de medir entre 2,7 y 3 metros de largo y pesar entre 300 y 1000 kilos, la anatomía del manatí tiene características que lo hacen muy ágil. Puede nadar en vertical, boca abajo, rodar e, incluso, dar saltos mortales (normalmente reservados para jugar).
Sus aletas pectorales flexibles y su cola corta en forma de abanico funcionan como eficientes propulsores que le permiten maniobrar no obstante su pesada estructura.
Dato curioso: excepto el manatí del Amazonas, los demás individuos poseen en la punta de las aletas de 3 a 4 uñas semejantes a las de los dedos de los elefantes. ¿Será acaso un rastro de su pasado?
5. El manatí tiene un apetito voraz
Los manatíes pueden comer entre 30 y 45 kilogramos de vegetación húmeda por día. Esto representa entre un 8 y un 15 por ciento de su peso corporal, lo que le da sentido a su apodo de «vaca marina».
Dado que los manatíes son herbívoros, su dieta se basa en pastos submarinos, algas e, incluso, plantas vasculares ubicadas en manglares y riberas. Esta dieta rica en fibra vegetal los hace propensos a gases digestivos, los cuales los ayudan a subir a la superficie y mantenerse a flote.
En contraposición a su gran apetito, el manatí también puede hacer ayunos prolongados, permaneciendo sin comer hasta por 7 meses, debido a su metabolismo lento. Sin dudas, un régimen alimenticio muy particular.
6. Los manatíes… ¿Eran sirenas?
En el siglo XV, las criaturas marinas como sirenas, krakens y serpientes marinas eran populares en el folclor común.
El primer avistamiento registrado de un manatí en Norteamérica lo hizo Cristóbal Colón en 1493, quien pensó que el manatí que había visto era una sirena, «aunque no tan hermosa como se decía que eran, porque su rostro tenía algunos rasgos masculinos», tal como lo dejó asentado en su diario de a bordo.
El agrupamiento biológico de los manatíes como sirenios obtiene su nombre de las sirenas mitológicas griegas que atraían a los marineros por medio de canciones.
7. El manatí reemplaza sus dientes constantemente
Todos los dientes de los manatíes son muelas y premolares que deben desgastarse con relativa facilidad y frecuencia, ya que deben morder, arrancar y masticar sus alimentos.
Sin embargo, esto no parece ser un problema para ellos, pues sus dientes desgastados se caen solos y son reemplazados de inmediato por otros nuevos, que fueron creciendo en la parte posterior de la cavidad bucal y que se van moviendo hacia adelante con lentitud, ocupando el lugar de los dientes desechados. ¡Toda una maravilla odontológica que los humanos envidiamos, sin duda!
8. Los manatíes no tienen ningún depredador natural, ¿o sí?
Los manatíes pueden ser muy longevos, ¡a menudo 60 años o más! Esto se debe, sobre todo, a que no tienen ningún depredador natural que los amenace. Sin embargo, se ha visto que algunos animales pueden representar un peligro para las diferentes especies de manatí, como los cocodrilos, caimanes, tiburones e, inclusive, jaguares.
Más allá de estos animales, existe otro potencialmente peligroso para el manatí: el ser humano.
Si bien ya no es frecuente la caza de manatíes para consumo o comercio, y aunque estos animales ya no forman parte de la lista roja de la IUCN de especies amenazadas o en peligro de extinción, los manatíes siguen siendo perjudicados por ciertas actividades humanas que ponen en peligro su hábitat y los hacen muy vulnerables.
Preguntas frecuentes sobre el manatí
¿El manatí está en peligro de extinción?
Aunque los manatíes salieron de la lista de especies en peligro de extinción, se siguen considerando amenazados; sus hábitats oceánicos están cada vez más expuestos a los efectos dañinos de actividades humanas como las granjas industriales.
Cada año mueren manatíes debido a la falta de nutrientes causada por la producción industrial de animales de granja. Cuando la escorrentía agropecuaria llega al océano, asiste en el desarrollo de brotes de algas tóxicas que destruyen la principal fuente de alimento de los manatíes: los pastos marinos.
Otras amenazas a la especie son:
- Muerte indirecta cuando quedan atrapados entre basura o redes de pesca.
- Impactos por lanchas y otros vehículos acuáticos a motor conducidos a gran velocidad.
- Contaminación de las aguas
- Construcción sin planificación en las costas
- Aislamiento de grupos por la construcción de represas o la desviación de ríos.
Una señal en Florida advierte a las embarcaciones sobre la reducción de velocidad y prohíbe el uso de motores de combustión en ciertas áreas para proteger a los manatíes.
¿Qué comen los manatíes?
Los manatíes son herbívoros; comen algas, vegetación del lecho marino y también plantas vasculares de las riberas, manglares y estuarios. Si bien se han encontrado restos de peces y crustáceos en los estómagos de algunos manatíes, sabemos que no son su platillo favorito y que estos tal vez, son ingeridos por accidente
¿Cuál es el hábitat del manatí y dónde habitan actualmente?
La mayoría de los manatíes viven en el continente americano y en el africano. En Europa no existen manatíes.
El manatí del Caribe se encuentra a lo largo de la costa atlántica desde Virginia, en América del Norte hasta Brasil, pero sobre todo en la costa del Mar Caribe y el Golfo de México. Al manatí no le sienta bien el calor, por lo que en los meses de verano busca las aguas más frescas del norte.
El manatí amazónico habita principalmente en la cuenca del río Amazonas y sus afluentes de Colombia, Ecuador, Perú y Brasil. Por su parte, el manatí africano se encuentra en la zona costera desde Senegal hasta Angola.
¿Los manatíes son agresivos?
Los manatíes no son agresivos en su hábitat natural; su personalidad suele ser curiosa y tranquila. Sin embargo, pueden presentar actitudes hostiles ante situaciones estresantes; es por eso que no es aconsejable interactuar con manatíes en cautiverio. Recomendamos admirarlos en su hábitat natural, sin molestarlos, y apoyar solo santuarios de alto bienestar que no promuevan interacciones con turistas.
Una manada de manatíes en su hábitat natural.
¿Cómo proteger al manatí?
Ya te hemos contado cómo la producción animal intensiva y las granjas industriales están atentando contra la vida del planeta. Los manatíes no escapan de esta realidad global. Podemos lograr un cambio y proteger a los animales y a la naturaleza reduciendo nuestro consumo de carne y lácteos.
También, es importante que tomemos conciencia de que los animales en cautiverio siempre sufren; debemos oponernos a atracciones turísticas que incluyan animales cautivos y apoyar iniciativas que protejan a la fauna en su propio entorno.
El manatí ha vivido y evolucionado en la Tierra desde hace miles y millones de años; en nuestras manos está que pueda vivir por miles de años más.